Hong Kong, nueva escalada en el conflicto entre China y EE.UU.

Protestas en Hong Kong. Crédito de la imagen abc.es

Las tensiones comerciales, la pandemia y la rivalidad tecnológica del conflicto chino estadounidense parecen haber tomado un nuevo giro al momento que Pekin ha decidido llevar adelante una nueva ley de seguridad para Hong Kong, después de años de intensas protestas en el territorio contra el rol de Pekín y por mayores libertades.
Luego de que la Asamblea Nacional Popular (ANP), el Parlamento chino, respaldó el proyecto, el plan está en manos del Comité Permanente de la ANP, los líderes del Legislativo, que en principio ultimarán la versión final de la ley, lo que podría tardar varios meses.
En Hong Kong esta acción se ha calificado como "el asunto más controvertido desde el traspaso de poder" en 1997. El largo escenario de conflictos de la región autónoma es caldo de cultivo para una escalada que ya se siente desde que este plan ha causado una fuerte indignación y manifestaciones en la región con cientos de detenidos.
El controvertido proyecto de ley, ahora en manos de los líderes chinos, resuelve que "cuando sea necesario, los órganos de seguridad nacional relevantes del Gobierno Popular Central establecerán agencias en Hong Kong para cumplir con las obligaciones pertinentes para salvaguardar la seguridad nacional de conformidad con la ley".
Lo que quiere decir que China podría instalar sus propias agencias policiales en Hong Kong, para establecerlas lado a lado con las propias de la ciudad de Hong Kong.
Curiosamente, los defensores de esta aseguran que su implantación se hace necesaria ante la ola de protestas violentas en la región, y que precisamente derivan de la intención de Pequín de llevar a cabo este tipo de controles en el espacio autonómico.
La autonomía de Hong Kong deriva de un tratado suscrito en la China y el Reino Unido, quienes en 1997 garantizaron la autonomía de Hong Kong por 50 años, en un modelo denominado "un país, dos sistemas", presentado ante la ONU como un tratado internacional basado en una Declaración Conjunta sino-británica, cuyo concepto estaría a punto de derrumbarse con este tipo de leyes, según advierten activistas hongkoneses y países extranjeros que observan con preocupación el proceso.
La respuesta de los Estados Unidos: Suspender el trato preferencial de Hong Kong
La respuesta de los Estados Unidos no se dejó esperar, y vino de la mano de su presidente, Donald Trump, quien declaró que su país acabará con el trato preferencial que dispensa a Hong Kong, que, al ser una antigua colonia británica, disfruta de libertades únicas y especiales, de las que no goza la China continental.
Pero ese estatus especial está condicionado a que el secretario de Estado de EE.UU. certifique cada año que Hong Kong mantiene suficiente autonomía de China. En esa línea, el secretario de Estado, Mike Pompeo, certificó ante el Congreso que Hong Kong “ya no es políticamente autónoma” de china, dando vía libre a que el Congreso de Estados Unidos puede revocar a la región ese trato preferencial.
Ello significaría que Hong Kong sería tratado de la misma manera que China en cuestiones comerciales y de otro tipo, lo que podría poner en riesgo un comercio por valor de miles de millones de dólares entre Hong Kong y EE.UU., y disuadir a inversores de apostar por la región.
También dañaría a la China continental, que utiliza Hong Kong como una suerte de intermediario en sus transacciones con el resto del mundo.
Empresas del continente o firmas multinacionales usan la región de base regional o internacional.
Sin embargo, China insiste, a través de su primer ministro, Li Keqiang, que la ley de seguridad para Hong Kong obedece a un plan diseñado para "cumplir firmemente" con el modelo de "un país, dos sistemas", por el que Hong Kong disfruta de mayor autonomía.
Margen de maniobra
Independiente de este contexto, en esta singular guerra fría de intereses económicos, se habla de que todavía hay margen de maniobra, como señaló Bonnie Glaser, consejera sénior para Asia y directora del Proyecto el Poder Chino del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de Washington, pues si bien China ha puesto en marcha un proceso, Estados Unidos ha hecho lo mismo, y cada uno de ellos tiene una serie de pasos a seguir que se entiende son parte de un proceso de dura negociación en el conflicto comercial que exige ajustes para su adecuación, ya que ambas naciones se necesitan mutuamente y buscan las mejores condiciones para llegar a los acuerdos que les favorezcan.
Sin embargo, el conflicto no parece tener todavía luz al final del túnel, mientras tanto los hongkoneses viven pendiendo de un hijo, o como se diría en occidente con la espada de Damocles sobre sus cabezas.

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