Tensión entre Washington y Pekín aumenta y afecta con nuevas restricciones
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Donald Trump y Xiang Xi Jingping. Foto El Litoral |
Estados Unidos y la China ahora se enfrentan por el estatus de
Taiwán y el origen del coronavirus.
El
escenario de confrontación se mantiene, aunque con la Covid-19 la escalada de
tensión aumenta entre ambos países en el espacio tecnológico en el que ambas
potencias contienden. La nueva disposición viene de la Administración de Donald
Trump que anunció este viernes nuevas restricciones a la empresa China Huawei,
limitando la capacidad de esta para emplear tecnología y software
estadounidenses en la fabricación y diseño de sus semiconductores en el
extranjero. Esto significaría impedir que el segundo fabricante de teléfonos
móviles del mundo pueda recibir envíos de fabricantes globales de chips. Pese a
ello Estados Unidos renovó por otros 90 días, hasta el 13 de agosto, las
licencias de las compañías que ya comercian con la China Huawei.
La
justificación del Departamento de Comercio de Estados Unidos a las
restricciones en los semiconductores estriba en “proteger la seguridad
nacional” y los intentos de la firma asiática de “socavar los controles de
exportaciones” en el país estadounidense. Esta situación se da en medio de una
tregua para el resto del comercio, generándose un complicado esquema de
equilibrios donde los temas económicos y políticos se desplazan en medio de la
mayor crisis económica, y que tiene un enorme componente social, desde la Gran
Depresión como consecuencia del coronavirus.
En
el caso de Huawei, los Estados Unidos han lanzado la acusación de que esta
compañia realiza labores de espionaje para el gobierno chino a través de sus
dispositivos. Con ese argumento, Estados Unidos ha emitido medidas restrictivas
que han afectado a sus sus cuentas. Los datos muestra que Huahuei logró una
utilidad de cerca de 7.500 millones de dólares) en 2019, mostrando un 5,6% de
incremento en el año, pero naturalmente lejos del 25% de 2018.
Por
su parte, según el periódico chino Global Times, el Gobierno chino habla de la
elaboración de una lista negra de empresas estadounidenses que sean
identificadas como perjudiciales a los intereses chinos, siguiendo la línea
trazada el 2019, cuando la crisis de Huahui, vedette del conflicto. Esto incluye
la apertura de investigaciones a las poderosas empresas tecnológicas del país
americano, tales como Apple o Cisco. Asimismo, se habla de la suspensión de
compras de aviones de la empresa Boing, “China adoptará medidas contundentes
para proteger sus intereses legítimos” si Estados Unidos sigue adelante con los
planes anunciados, asegura la fuente, según el periódico oficial chino. No
obstante, China, en otra línea, también informa que eximiráde aranceles
adicionales a 79 productos de EE.UU. En la nueva lista figuran tierras raras,
equipos para radares de aviones, partes para semicondutores, desinfectantes
médicos, metales preciosos, productos químicos y petroquímicos, mostrando la
importante interdependencia del mundo globalizado, y muy especialmente la
dependencia de un país tecnológicamente de primera línea.
Esto
como una nave en tormenta, donde en este caso las fricciones son azuzadas por
las desgradables declaraciones e investigaciones sobre los orígenes de la
pandemia del coronavirus, colocando en evidencia toda la fuerte tensión entre
los dos países e incrementando la desconfianza que ambos suman desde hace mucho
tiempo. Por su part e, Estados Unidos, a la cabeza de Donald Trump, reclama una
investigación pues afirma que la infección salto de un laboratorio de Wuhan, la
ciudad china donde se detecto el inicio de la pandemia, mientras que la China
lo rechaza.
En
cuanto al caso Taiwán, que China considera a la isla parte privativa de su
territorio, vale recordar que luego de la ascención del Partido Comunista, el
gobierno chino se refugió en la isla en 1949, manteniendo desde esa época una
china paralela, que fue parte de la ONU hasta 1971, cuando fue sustituida por
la China comunista hasta nuestros días. Taiwan fue parte de la OMS hasta 2016,
cuando las presiones de Pekín se lo retiraron tras la victoria electoral de la
presidenta Tsai Ing-wen, que el Gobierno de Xi Jinping considera
independentista. En esta oportunidad, y gracias al conflicto chino-americano,
las presiones de Taipei, capital de Taiwan, para participar de la OMS, han
recibido el respaldo de Estados Unidos y una serie de países aliados, que
incluyen Japón, Australia, el Reino Unido y varias naciones europeas. Entre sus
argumentos, Taipei expone que el mundo se beneficiaría de conocer en profundidad
el modelo taiwanés de respuesta a la pandemia, que con notable éxito ha dejado
solo 440 infectados y siete muertos en la isla de más de 23 millones de
habitantes.
Según
el periódico español El País, China se ha movido con rapidez y contundencia para
evitar lo que le supondría un fuerte revés diplomático, y asegurarse el
respaldo de otros países frente a las presiones estadounidenses en la OMS. De
esta manera el Ministerio de Exteriores chino ha multiplicado sus llamadas de
teléfono a otras cancillerías para tratar sobre la respuesta a la pandemia y
sobre la Asamblea. El jefe de la diplomacia china, Wang Yi, ha estado en
contacto con homólogos de países europeos. Su viceministro Zheng Zeguang ha
mantenido teleconferencias con países del Pacífico y del Caribe.
Según
la agencia de noticias Xinhua, al menos el ministro de Exteriores húngaro,
Peter Szijjanto, ha expresado el apoyo de su país al “principio de una sola
China” —la doctrina de Pekín que considera a Taiwán una provincia más de su
territorio— y el rechazo de Hungría a permitir que la isla participe en la
asamblea.
La
OMS alega que decidir la situación de Taiwán no le compete a ella, sino a los
países miembros. China defiende que ella representa a la isla, mientras que
Taipéi sostiene que solo su Gobierno, elegido democráticamente, puede
representar a los 23 millones que habitan su territorio.
En
un comunicado emitido en Ginebra, sede de la OMS, la representación diplomática
estadounidense ha reiterado que saber más sobre la gestión taiwanesa de la
pandemia beneficiaría al resto del mundo pero China “preferiría que ese éxito
no se comparta, sin duda para evitar comparaciones incómodas”.
Y
como si fuera poco, en una entrevista en la cadena televisiva Fox, este jueves,
el presidente Donald Trump había insinuado la posibilidad de “romper toda
relación” con el gigante asiático. “Hay muchas cosas que podríamos hacer”,
dijo, y añadió que: "Podríamos romper toda relación”.
Sin
duda alguna la tensión es alta.
Fuente:
Amanda Mars/ Macarena Vida. El País, España.
Imagen:
publicada por El Litoral
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